Como
diría Alejandro Sanz... NO ES LO MISMO.
Dicen los
expertos que, esa máquina perfecta
llamada cuerpo humano, es capaz de
adaptarse de manera sorprendente a
temperaturas bajo cero. Instintivamente
disminuyen las demandas de nutrientes, el
metabolismo se enlentece de manera
armoniosa hasta límites extremos,
consiguiendo así proteger el bien más
preciado, la vida.
El verano
que acabamos de incinerar ha sido uno de
los más calurosos de las últimas décadas,
con temperaturas que sobrepasaban los 40
grados C. Efecto contrario al del frío ha
provocado el calor en los miembros del
Comité Científico de la SEEUE. Esta
hiperactividad estival ha sido causada, en
gran parte, por la preparación de una
nueva recomendación científica que verá
la luz próximamente, pero que antes debe
superar el “tribunal inquisitorial” de
dicho Comité.
El tema tratado en esta ocasión gira
entorno al registro del Proceso Enfermero.
Como consecuencia de ello se ha generado
un interesante debate, del que he obtenido
algunas reflexiones que, humildemente, me
gustaría compartir con vosotros, en tanto
terminamos de perfilar esta nueva
recomendación.
Uno de los escollos principales que nos
hemos encontrado en este debate ha sido la
RAC. Como Sociedad Científica que somos
nos sentimos particularmente orgullosos de
este término. Prácticamente nos sentimos
sus progenitores, sus creadores. Luchamos
por darlo a conocer y dotarlo de mayor
credibilidad y entidad. Somos abanderados
de este vocablo. Pero, hasta ahora, asociábamos
la RAC al ámbito hospitalario, si acaso,
quizá también en atención primaria, en
la llamada atención continuada de salud,
en el área de urgencias de atención
primaria. Pero no nos habíamos planteado
nuestra querida RAC en un equipo
extrahospitalario de emergencias, UVI móvil...
la polémica estaba servida.
En este tipo de asistencias no se
recepciona a nadie, sino que es el
paciente el que nos recibe y acoge en su
domicilio o en la calle... y hablar de
asignar una prioridad teniendo un
facultativo ya a nuestro lado suena,
cuando menos atrevido, peliagudo y
descarado... yo diría incluso que nos da
miedo (el miedo, ese enemigo que tanto daño
ha hecho tradicionalmente a nuestra
profesión). Además, en estas situaciones
vitales de gravedad extrema no podemos
perder el tiempo con pensamientos metafísicos...
hay que actuar rápidamente... Estoy
seguro, querido lector, que todos estos
pensamientos han recorrido tu mente de
manera instantánea.
La mayoría de las veces el ser humano
trata de complicar las cosas, en lugar de
afrontarlas con naturalidad. No hace falta
ser Premio Nóbel para afirmar que, no es
posible aplicar la RAC hospitalaria al ámbito
extrahospitalario de un equipo de
emergencias (entre otras cosas porque
carecería de sentido). Sin embargo he de
decir, de manera no menos rotunda, que, en
mi opinión, es posible adaptar la RAC a
las emergencias sanitarias
extrahospitalarias.
La Recepción, Acogida y Clasificación (RAC)
no consiste en la mera aplicación mecánica
de tres verbos. Debemos considerar la RAC
como el punto de partida del Proceso
Enfermero. Se trata de “engrandecer”
este momento inicial, dotarlo de entidad
propia y considerarlo el inicio de nuestro
trabajo. Hablamos de una filosofía de
trabajo, una actitud, que debe estar
jalonada de empatía, con un modo de
actuar que fomente las relaciones
interpersonales, tratando de crear un
“clima” acogedor, en la medida de
nuestras posibilidades.
Una de las clases que más recuerdo de mi
primer año de carrera (cuando empezaba a
descubrir la vida) trataba de la
entrevista con el paciente. Recuerdo como
la profesora detallaba minuciosamente
todos los aspectos a tener en cuenta: la
duración, la posición con respecto al
paciente, la iluminación, la temperatura,
el material necesario... todos estos
detalles pueden prepararse y preverse en
un ambiente “idílico”, en el que no
tengamos limitaciones en cuanto a tiempo y
recursos materiales o personales. La
realidad es otra. Nos encontramos en
nuestros servicios con un tiempo escaso y
unos recursos muy limitados, pero esto no
impide que realicemos una anamnesis en la
medida de nuestras posibilidades. Por
supuesto que, la entrevista que podemos
hacer a un paciente “encamado” en una
planta de hospital va a ser muy diferente
si ese mismo paciente lo atendemos en un
servicio de urgencias de un hospital de
tercer nivel. Tendremos que adaptar esa
entrevista a la disponibilidad de tiempo y
recursos para tratar de
“rentabilizarla” al máximo. Algo
parecido ocurre con la RAC. No podemos
pretender hacer la RAC en una UVI móvil
igual que en un Servicio de Urgencias
Hospitalario. Pero sí debemos de utilizar
el pensamiento RAC desde el primer momento
de la asistencia.
En
cuanto a la asignación de prioridades, no
se trata de invadir competencias ni
rivalizar con el personal médico. Todo lo
contrario. Dejando a un lado las
situaciones excepcionales como grandes catástrofes
o accidentes de múltiples víctimas, creo
que es posible que, en ocasiones y
paralelamente a la prioridad médica que
realice el facultativo, puede que sea
necesario o que la enfermera se vea
obligada a asignar una prioridad. Pero no
con carácter médico, sino que, en este
caso, las prioridades que podamos
establecer atenderán a los cuidados de
enfermería; de modo que es posible que,
por ejemplo, antes de hacer un ECG a un
paciente agitado priorice y, como
enfermero, solicite la presencia de un
familiar que lo tranquilice, de este modo
tratamos de solucionar su inquietud y de
paso facilitamos la obtención de un
registro del ECG legible.
Lógicamente,
si existe una amenaza vital inminente para
el paciente, haremos todo lo posible para
atenderla de manera eficaz, pero esto no
debe ir reñido con una atención humana y
holística. Resulta incluso ridículo
tener que hacer esta aclaración.
Hace 10 años las pruebas de diagnóstico
médico por imagen eran muy escasas y
apenas se iba más allá de los rayos X...
pero hoy día, en pleno siglo XXI, la
sociedad del conocimiento es mucho más
exigente y son los propios pacientes los
que solicitan que se les someta a
determinadas pruebas diagnósticas (TAC,
RMN...) que ellos conocen gracias a la
información que han obtenido a través de
los medios que tienen a su alcance
(formación, televisión, prensa,
Internet...). Es posible que llegue el día
en que sean los mismos usuarios los que
nos exijan que les apliquemos la RAC,
quieran conocer sus diagnósticos
enfermeros, nos pregunten por los
criterios de resultado o quieran saber qué
intervenciones de enfermería hemos hecho.
Y
es que ...
...
no es lo mismo atender a un paciente habiéndonos
presentado desde el primer momento (bien
con tarjeta identificativa, bien de manera
verbal) que sin haberlo hecho.
... no es lo mismo dirigirnos al usuario
de manera genérica que si lo hacemos
desde el principio empleando su nombre de
pila.
... no es lo mismo atender a un paciente
rodeado de desconocidos que si preservamos
su intimidad y tratamos de evitar a ese
“público” desde el primer momento.
... no es lo mismo hablar al paciente con
un tono indiferente que hacerlo de manera
cálida usando el contacto físico.
... no es lo mismo aislar al paciente de
su familia que facilitar la presencia de
un familiar próximo que lo apoye y
consuele.
... estos y otros muchos detalles son
enmarcables dentro de la filosofía RAC...
...
NO ES LO MISMO, NI PARA EL PACIENTE, ...
NI PARA SU FAMILIA, ... NI PARA NOSOTROS,
...
...
NO ES LO MISMO... ES... DISTINTO
Sixto
Cámara Anguita. Enfermero
sixcamara@wanadoo.es
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