Sociedad Española de Enfermería de Urgencias y Emergencias

 Número 16

Octubre 2003  

 

Sociedad Española Enfermería

Urgencias y Emergencias

 
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Editorial

 

Como diría Alejandro Sanz... NO ES LO MISMO.

     Dicen los expertos que, esa máquina perfecta llamada cuerpo humano, es capaz de adaptarse de manera sorprendente a temperaturas bajo cero. Instintivamente disminuyen las demandas de nutrientes, el metabolismo se enlentece de manera armoniosa hasta límites extremos, consiguiendo así proteger el bien más preciado, la vida.

     El verano que acabamos de incinerar ha sido uno de los más calurosos de las últimas décadas, con temperaturas que sobrepasaban los 40 grados C. Efecto contrario al del frío ha provocado el calor en los miembros del Comité Científico de la SEEUE. Esta hiperactividad estival ha sido causada, en gran parte, por la preparación de una nueva recomendación científica que verá la luz próximamente, pero que antes debe superar el “tribunal inquisitorial” de dicho Comité.

     El tema tratado en esta ocasión gira entorno al registro del Proceso Enfermero. Como consecuencia de ello se ha generado un interesante debate, del que he obtenido algunas reflexiones que, humildemente, me gustaría compartir con vosotros, en tanto terminamos de perfilar esta nueva recomendación.

     Uno de los escollos principales que nos hemos encontrado en este debate ha sido la RAC. Como Sociedad Científica que somos nos sentimos particularmente orgullosos de este término. Prácticamente nos sentimos sus progenitores, sus creadores. Luchamos por darlo a conocer y dotarlo de mayor credibilidad y entidad. Somos abanderados de este vocablo. Pero, hasta ahora, asociábamos la RAC al ámbito hospitalario, si acaso, quizá también en atención primaria, en la llamada atención continuada de salud, en el área de urgencias de atención primaria. Pero no nos habíamos planteado nuestra querida RAC en un equipo extrahospitalario de emergencias, UVI móvil... la polémica estaba servida.

     En este tipo de asistencias no se recepciona a nadie, sino que es el paciente el que nos recibe y acoge en su domicilio o en la calle... y hablar de asignar una prioridad teniendo un facultativo ya a nuestro lado suena, cuando menos atrevido, peliagudo y descarado... yo diría incluso que nos da miedo (el miedo, ese enemigo que tanto daño ha hecho tradicionalmente a nuestra profesión). Además, en estas situaciones vitales de gravedad extrema no podemos perder el tiempo con pensamientos metafísicos... hay que actuar rápidamente... Estoy seguro, querido lector, que todos estos pensamientos han recorrido tu mente de manera instantánea.

     La mayoría de las veces el ser humano trata de complicar las cosas, en lugar de afrontarlas con naturalidad. No hace falta ser Premio Nóbel para afirmar que, no es posible aplicar la RAC hospitalaria al ámbito extrahospitalario de un equipo de emergencias (entre otras cosas porque carecería de sentido). Sin embargo he de decir, de manera no menos rotunda, que, en mi opinión, es posible adaptar la RAC a las emergencias sanitarias extrahospitalarias.

     La Recepción, Acogida y Clasificación (RAC) no consiste en la mera aplicación mecánica de tres verbos. Debemos considerar la RAC como el punto de partida del Proceso Enfermero. Se trata de “engrandecer” este momento inicial, dotarlo de entidad propia y considerarlo el inicio de nuestro trabajo. Hablamos de una filosofía de trabajo, una actitud, que debe estar jalonada de empatía, con un modo de actuar que fomente las relaciones interpersonales, tratando de crear un “clima” acogedor, en la medida de nuestras posibilidades.

     Una de las clases que más recuerdo de mi primer año de carrera (cuando empezaba a descubrir la vida) trataba de la entrevista con el paciente. Recuerdo como la profesora detallaba minuciosamente todos los aspectos a tener en cuenta: la duración, la posición con respecto al paciente, la iluminación, la temperatura, el material necesario... todos estos detalles pueden prepararse y preverse en un ambiente “idílico”, en el que no tengamos limitaciones en cuanto a tiempo y recursos materiales o personales. La realidad es otra. Nos encontramos en nuestros servicios con un tiempo escaso y unos recursos muy limitados, pero esto no impide que realicemos una anamnesis en la medida de nuestras posibilidades. Por supuesto que, la entrevista que podemos hacer a un paciente “encamado” en una planta de hospital va a ser muy diferente si ese mismo paciente lo atendemos en un servicio de urgencias de un hospital de tercer nivel. Tendremos que adaptar esa entrevista a la disponibilidad de tiempo y recursos para tratar de “rentabilizarla” al máximo. Algo parecido ocurre con la RAC. No podemos pretender hacer la RAC en una UVI móvil igual que en un Servicio de Urgencias Hospitalario. Pero sí debemos de utilizar el pensamiento RAC desde el primer momento de la asistencia.

     En cuanto a la asignación de prioridades, no se trata de invadir competencias ni rivalizar con el personal médico. Todo lo contrario. Dejando a un lado las situaciones excepcionales como grandes catástrofes o accidentes de múltiples víctimas, creo que es posible que, en ocasiones y paralelamente a la prioridad médica que realice el facultativo, puede que sea necesario o que la enfermera se vea obligada a asignar una prioridad. Pero no con carácter médico, sino que, en este caso, las prioridades que podamos establecer atenderán a los cuidados de enfermería; de modo que es posible que, por ejemplo, antes de hacer un ECG a un paciente agitado priorice y, como enfermero, solicite la presencia de un familiar que lo tranquilice, de este modo tratamos de solucionar su inquietud y de paso facilitamos la obtención de un registro del ECG legible.

     Lógicamente, si existe una amenaza vital inminente para el paciente, haremos todo lo posible para atenderla de manera eficaz, pero esto no debe ir reñido con una atención humana y holística. Resulta incluso ridículo tener que hacer esta aclaración.

     Hace 10 años las pruebas de diagnóstico médico por imagen eran muy escasas y apenas se iba más allá de los rayos X... pero hoy día, en pleno siglo XXI, la sociedad del conocimiento es mucho más exigente y son los propios pacientes los que solicitan que se les someta a determinadas pruebas diagnósticas (TAC, RMN...) que ellos conocen gracias a la información que han obtenido a través de los medios que tienen a su alcance (formación, televisión, prensa, Internet...). Es posible que llegue el día en que sean los mismos usuarios los que nos exijan que les apliquemos la RAC, quieran conocer sus diagnósticos enfermeros, nos pregunten por los criterios de resultado o quieran saber qué intervenciones de enfermería hemos hecho.

     Y es que ...

     ... no es lo mismo atender a un paciente habiéndonos presentado desde el primer momento (bien con tarjeta identificativa, bien de manera verbal) que sin haberlo hecho.

     ... no es lo mismo dirigirnos al usuario de manera genérica que si lo hacemos desde el principio empleando su nombre de pila.

     ... no es lo mismo atender a un paciente rodeado de desconocidos que si preservamos su intimidad y tratamos de evitar a ese “público” desde el primer momento.

     ... no es lo mismo hablar al paciente con un tono indiferente que hacerlo de manera cálida usando el contacto físico.

     ... no es lo mismo aislar al paciente de su familia que facilitar la presencia de un familiar próximo que lo apoye y consuele.

     ... estos y otros muchos detalles son enmarcables dentro de la filosofía RAC...

     ... NO ES LO MISMO, NI PARA EL PACIENTE, ... NI PARA SU FAMILIA, ... NI PARA NOSOTROS, ...

     ... NO ES LO MISMO... ES... DISTINTO

Sixto Cámara Anguita. Enfermero

sixcamara@wanadoo.es

 

 

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